A partir de una observación realizada en 2008 sobre el uso del espacio público para el descanso en Barcelona, surge un estudio posterior en México y una profundización en la actual crisis del espacio en muchas ciudades.
Entre 2008 y 2024, los residentes urbanos han cambiado, casi sin darse cuenta, su relación con el espacio exterior a sus hogares. Por un lado, la domiciliación de la vida urbana, la transformación de las ciudades para reducir el parque vehicular y las consecuencias sociales del confinamiento por la COVID-19 han modificado los comportamientos sociales; por otro lado, la necesidad de rehabitar y reacondicionar el espacio público para su uso, disfrute y socialización se ha convertido en un reto actual.